domingo, 12 de febrero de 2012

Superación nacional de las situaciones de crisis desde los valores nacionales: Japón, Bulgaria y Estados Unidos

A continuaciòn presento el trabajo final de la asignatura, y mi ejercicio de análisis sobre el papel de los valores dentro de tres diferentes culturas (y países) del mundo en relación al sistema económico, de sus mutaciones y visicitudes de momentos de crisis. Con ello no pretendo sentenciar verdades en firme, sino exponer una pequeña tésis que espero incite a la reflexión sobre un tema tan confuso y malformado por la opinión popular en general y por los medios de comunicación en particular. Como dijo nuestro profesor Vicente Baca Lagos: "el hecho científico se conquista sobre los prejuicios". Que ustedes lo disfruten. 





Superación nacional de las situaciones de crisis desde los valores nacionales: Japón, Bulgaria y Estados Unidos.




I. Las condiciones sociales en las que se han realizado las investigaciones sobre el tema. 

De lo más frecuente es encontrarnos con opiniones, dentro y fuera del mundo de los medios de comunicación que apoyan el quiebro y falta de valores para explicar por qué funciona como funciona a día de hoy nuestro mundo. A raíz de esta crisis económica estas ideas han proliferado, sin encontrar en los medios de comunicación sustentaciones empíricas y analíticas sobre lo que esta cuestión está queriendo decir. Es por ello que parecía necesario (el hecho científico se conquista sobre los prejuicios) un análisis al respecto, intentando primero, verificar qué son los valores y segundo, cuáles son los valores (si los hubiere) de algunas naciones dispares a las que la crisis económica les pueda estar afectando, y el papel de los valores en la misma. 

El estudio, por la amplitud de su objeto y de la falta de tiempo general para hacer el mismo se ha recurrido a la observación indirecta, pero siempre prestando especial atención a la calidad de los materiales de los recursos indirectos para la misma. 

Para recopilar informaciones las dificultades han sido varias, y sobre todo para encontrar fuentes que empleen una noción similar (nunca idéntica) del significado de lo que son los valores en nuestras sociedades. La barrera idiomática también ha sido notable, y al formar parte de este estudio comunidades de tres idiomas diferentes la opción más apropiada ha acabado siendo el inglés, común a una de ellas pero también el idioma de Internet, fuente de información principal junto con estudios y libros analógicos recogidos en bibliotecas. 

Las influencias religiosas de los estudios también han sido frecuentes, que aunque comparten de base mucha historia de trasmisión de valores son hoy en día un factor más a analizar, y no el factor primario. 

Fundamental ha sido también el uso de la página World Survey Values, que es la encargada a nivel mundial de elaborar estadísticas y estudios sobre este tema en particular. Es una organización transgubernamental comprendida por una comunidad de científicos que por sus áreas de estudios y en favor de recopilar datos sociológicos valiosos para la ciencia documentan de forma sistemática, periódica y bajo una serie de pautas comunes el desarrollo de los valores en 90 países del mundo. Llevan haciéndolo desde 1990 hasta nuestros días. 

Otra cosa notable que subrayaré es que cada vez que he buscado sobre los valores en España han venido atados, en demasiados casos, de juicios sin fundamentos por temas de notable carga emotiva que suelen aparecer siempre en los periódicos en la sección de Social o Sociedad. Como podían ser, por ejemplo, el divorcio, el aborto, la religión cristiana o la identidad sexual. La razón por la que no he centrado parte de mi estudio en la nación española es precisamente por poder restarle la mayor parte de subjetividad al análisis (cuanto más cerca te encuentres del objeto de análisis más subjetiva serán las conclusiones) y porque me parece igualmente valioso el aprender de otras culturas (en este caso de los valores de otras culturas) para por la diferencia o similitud entenderse a uno mismo como parte de ese todo que es la aldea global. 




II. La construcción teórica de los Objetos de estudio. ¿Qué son los valores? 

Un valor (objeto universal) es la interpretación de la utilidad, deseo, importancia, interés, belleza del objeto. Es decir, la valía del objeto es en cierta medida, atribuida por el sujeto, en acuerdo a sus propios criterios e interpretación, producto de un aprendizaje, de una experiencia, la existencia de un ideal, e incluso de la noción de un orden natural que trasciende al sujeto en todo su ámbito. Los valores son mutables, ya que son el conjunto de aptitudes y actitudes que se deducen de los gestos, hechos y acciones que los seres humanos aprehenden en contextos determinados y bajo una serie de circunstancias. 

La encargada de enseñar valores, tradicionalmente, es la familia, y por tanto, es una transmisión a los hijos, desde su nacimiento y durante el máximo tiempo posible (se entiende, hasta que el individuo ha madurado intelectualmente y es capaz de encontrar respuestas por sí mismo). Es por ello que valores generales son tales como: honestidad, lealtad, identidad cultural, respeto, equidad, solidaridad, tolerancia, entre otros como la perseverancia y la resilencia, son fundamentales para el convivir pacífico de la sociedad. Partiendo de esto comprobamos cómo estos valores son útiles. Los valores de cada sujeto, por ser útiles, deben cumplir un propósito claro para el sujeto mismo. 

- Es útil ser honesto puesto que, además de tener la conciencia limpia me será más simple no tener que recordar deshonestidades o fingir aquello que podría estar mintiendo y si yo soy honesto es de esperar que los demás también lo sean conmigo. 
- Es útil ser leal, puesto que además de tener la conciencia limpia, si el día de mañana necesito ayuda puedo esperar la ayuda de aquellas personas a las que les he sido leales. 
- Es útil tener una identidad cultural puesto que, además de tener la conciencia limpia me será más fácil la convivencia, y el sentirme parte de la comunidad con la que comparto mi identidad cultural. 
- Es útil ser respetuoso con los demás puesto que además de tener la conciencia limpia sé que los otros responderán de la misma forma y me respetarán a mi y a mis decisiones. 
- Es útil ser ecuánime, puesto que, además de tener la conciencia limpia, significa que lo serán conmigo cuando sea necesario. 
- Es útil ser solidario puesto que, además de tener la conciencia limpia, significa que en caso de que necesite que sean solidarios conmigo lo serán. 
- Es útil ser tolerante puesto que, además de tener la conciencia limpia, significa que los demás serán tolerantes conmigo. 

Al haber hecho este ejercicio de cuestionar por qué son útiles los valores anteriormente propuestos deducimos dos ideas importantes: 

- 1. La primera es la intrusión en este debate de la conciencia. 
- 2. Y la segunda, la idea de reciprocidad que se deduce también de todas ellas. No le hagas al prójimo lo que no quieres para ti mismo. Piensa en los demás como pensarías en ti. Piensa en lo que es justo. De ello, por tanto, vemos como entra también en juego la dimensión jurídica. 

1. De la conciencia se dirán muchas cosas, pero la más acertada fórmula será esta: 

La conciencia (del latín conscientia “conocimiento compartido” o “con conocimiento”, pero diferente de consciencia, ser conscientes de ello) se define en general como el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno, se refiere a la moral o bien a la recepción normal de los estímulos del interior y el exterior. Somos los humanos, los Homo Sapiens, los dueños de este concepto como hecho interno, ya que implica varios procesos cognitivos interrelacionados y no compartidos con otras especies. 

Conciencia se refiere al saber de sí mismo, al conocimiento que el espíritu humano tiene de su propia existencia, estados o actos. Conciencia se aplica a lo ético, a los juicios sobre el bien y el mal de nuestras acciones. Una persona cloroformizada recobra la conciencia al cesar los efectos del anestésico. 

La conciencia en psiquiatría puede también definirse como el estado cognitivo no abstracto que permite la interactuación, interpretación y asociación con los estímulos externos, denominados realidad. La conciencia requiere del uso de los sentidos como medio de conectividad entre los estímulos externos y sus asociaciones. 

Y con esto deducimos que la conciencia es un proceso que implica la experiencia propia y el conocimiento sobre las bases del bien y del mal. De lo justo y lo injusto y de lo emotivamente doloroso y lo que no lo es. Nos diferencia a través de procesos cognitivos relacionados y propios de otras especies (y de razas del Homo anteriores) y que es un ejercicio de reafirmación de la propia existencia y de nuestros límites con la realidad circundante. 

2. La ordenación jurídica son, las leyes, las costumbres y los principios generales del derecho. Y de estas nos conciernen en este momento las dos primeras, y especialmente la segunda. 

La costumbre es práctica. Y puesto que usualmente las leyes son codificadas de manera que concuerden con las costumbres de las sociedades que rigen, y en defecto de ley, la costumbre puede constituir una fuente del derecho, entendemos que, al ocurrir de hecho que las leyes de derogan o modifican, las costumbres también. Ocurrió que desde el origen de la Independencia Americana y el establecimiento de una democracia fuerte y autónoma, que emanaba desde el principio del pueblo y no de la Gracia de Dios, ocurrió que otros países como en un principio Alemania o Italia se alzasen con identidad nacional por encima de sus dueños, y que también naciones gobernadas por la Monarquía se alzasen para luchar por su autogestión. Y que como la ley emana de la costumbre debe haber en el ejercicio de la costumbre algún conflicto para que esta decida moverse hacia el nuevo paradigma. 

Para Ortega Y Gasset los usos y costumbres son unos componentes de la Cultura en los Sistemas de acción, como Adaptación instrumental y, por tanto, parte de la Estructura social en el Funcionalismo. Por eso, es el conflicto, que se habrá causado con el devenir constante de pequeñas acciones provocadas por algunos hombres contrarias al interés de otros. El conflicto puede ocurrir de los usos y las costumbres. Y viceversa. Puede ocurrir que sea un hecho cíclico. 

El conflicto es la situación en la que dos o más individuos tienen intereses contrapuestos, y emprenden acciones antagonistas contra el otro para conseguir la primacía de sus intereses por encima de los del contrario. Cuando los conflictos son extremos suelen atañir a los valores, el estatus, el poder y los recursos escasos por parte de alguna agrupación social. Y cuando esto sucede el conflicto genera problemas no sólo a los implicados, sino también a personas o grupos allegados de los grupos en confrontación. Para entender la Teoría del conflicto en contraposición a la difusión de nuevas leyes impuestas a una comunidad es la resistencia popular más importante contra el cambio. 

Los dos modelos de principios que nos atañen son: 

Principio como ley moral: que representa un conjunto de valores que orientan y norman la conducta de una sociedad concreta. La ley establece una obligación en la conciencia del individuo que pertenece al ámbito cultural en el que se aceptan tales valores. Supone la libertad del individuo como causa, que actúa sin coacción externa, mediante un proceso de socialización. 

Principio como ley jurídica: que representa un conjunto de valores que inspiran las normas escritas que organizan la vida de una sociedad concreta sometida a los poderes de una Autoridad, generalmente el Estado. La ley establece una obligación social, de forma coactiva y sancionadora, por tanto actúa como principio condicionante de la acción que limita la libertad de los individuos. 

De ello que los conflictos de valores sean una ruptura con la interpretación de la trascendencia que tradicionalmente hayan tenido una serie de características intangibles que imperaban en la sociedad colectiva, y que de haber conflicto es porque esa trascendencia ya no sea tal de facto en el devenir del constructo social del contexto que ocupe al momento de la ruptura. Que los intereses contrapuestos de esas facciones de la sociedad (cuando los objetos de unos actúan frente a los de los otros) que en el momento de existir una ruptura sean antagonistas no implican diferencias éticas o deontológicas, sino de interpretación de la realidad para mantener esos principios (morales y jurídicos), que son de todos y de cada uno, y en general creen en la armonía y en el bien común. 



III. De los países en los que se ha observado el objeto de estudio.


1. Japón: 

La peculiaridad y singularidad de los japoneses es un cliché clásico tanto de observadores occidentales como de los propios nipones. Sin embargo, cabe empezar cualquier disertación sobre ellos diciendo que no existe la generalización “los japoneses”. Más bien hay 127 millones de individuos en Japón con caracteres, intereses y costumbres genuinos. Y, pese a los marcados estereotipos que afirman lo contrario, los japoneses son tan variados como cualquier pueblo sobre la faz de la Tierra. E igual de importante es recalcar que el pueblo japonés guarda más similitudes que diferencias con el resto de la humanidad. ¿De dónde proceden, pues, las insistentes imágenes de los nipones como seres inescrutables e incluso extraños? 

Dichos estereotipos se basan fundamentalmente en su lengua: pocos japoneses hablan tan bien inglés como, por ejemplo, los singapurenses, los chinos de Hong Kong o los indios cultos, por no mencionar a casi todos los europeos. Esta dificultad tiene su origen en el atroz sistema de enseñanza anglosajón del país y se compone de una timidez innata y una manía perfeccionista, y en la propia naturaleza del idioma japonés, que contiene menos sonidos que cualquier otra lengua de importancia mundial (lo que dificulta la pronunciación en otros idiomas). De forma que lo que a los ojos de un observador casual pueda parecer una inescrutabilidad exasperante, es más bien una incapacidad para expresarse de forma efectiva. Los extranjeros que aprenden japonés descubren a un pueblo cuyos pensamientos y sentimientos son asombrosamente (casi tediosamente) similares a los de los habitantes de otros países desarrollados. 

Naturalmente, los mitos del genuino carácter japonés resultan muy útiles a ciertos individuos de la sociedad, para quienes dicha unicidad es la prueba de la superioridad racial nipona. Entre esa pequeña minoría se hallan los escritores de los famosos libros llamados Nihonjiron (estudios del pueblo japonés), que contienen absurdas afirmaciones sobre su etnia, como la reivindicación de que los cerebros nipones funcionan de forma distinta de la del resto de otras razas (las razas humanas no existen). Algunas de estas creencias se han abierto camino en la sociedad nipona, pero la gente culta no suele hacer caso de tales puntos de vista racistas y nada científicos. 

Dicho esto, al igual que cualquier otro pueblo, los japoneses tienen ciertas características que reflejan su singular historia y la interacción con su entorno. La mejor forma de comprender cómo piensan los japoneses modernos es echar un vistazo a dichas influencias. En primer lugar, Japón es una nación insular. En segundo término, el país no recibió una influencia notable de los misioneros cristianos y jamás fue conquistado por una potencia extranjera hasta la Segunda Guerra Mundial. Tercero, hasta el comienzo del s. XX, la mayoría de los habitantes vivía en pequeñas y compactas comunidades agrícolas rurales. En cuarto lugar, casi todo el territorio está sembrado de escarpadas montañas, de modo que las pocas zonas llanas están muy pobladas (sus habitantes viven literalmente unos encima de otros). Por último, Japón ha sido, durante casi toda su historia, un lugar estrictamente jerárquico y hasta tuvo algo muy parecido a un sistema de castas en el período Edo. 

Todo ello se ha traducido en unos habitantes que tienen en alta estima la identidad grupal y la armonía social (el robo en Japón tiene uno de los índices más bajos del mundo), simplemente porque una ciudad densamente poblada o una pequeña aldea agrícola no dejan espacio a un individualismo marcado. Uno de los modos de conservar la armonía es mediante el consenso y la ocultación de los sentimientos y opiniones personales. Así, el libre intercambio de ideas, los debates o las discusiones acaloradas propios de los occidentales son menos comunes entre los japoneses. Tal reticencia a la hora de compartir los pensamientos más íntimos contribuye a la imagen occidental de los japoneses como series misteriosos. 

La tendencia nipona a anteponer la armonía social a la expresión individual se halla reforzada por su legado confucionista y budista. El primero, heredado de China, recalca la primacía del deber para con los padres, profesores, la sociedad y los antepasados frente a la felicidad persona. El último, herencia de India a través de China, hace hincapié en la ilusoria naturaleza del individuo y ensalza la austeridad(concepto muy interesante para entender su forma de vida económica) en toda cosa o acción. 

Japón, como todas las demás sociedades, tiene conflictos entre el individuo y el grupo. Lo que es diferencia, por ejemplo, con la sociedad norteamericana no es que los japoneses no tengan sentido de la individualidad, sino que el individuo se define con las interacciones que establece con los otros individuos, y no el mero valor de la personalidad individual. El japonés es, básicamente, en función a los demás. 

De acuerdo con Rehinchiereis, “El cooperativismo y relativismo japonés no es pensado como un producto blando del condicionamiento social que haya hecho desaparecer todo mínimo rasgo individual, sino más bien como un producto del firmemente integrado auto-control interpersonal, que les ha hecho dueños de sus instintos anti-sociales (…) Y el conformismo social no es un signo de debilidad sino motivo de orgullo por su templanza y fuerza interna”. 

Para ellos, este dominio se logra mediante la superación de dificultades, de la auto-disciplina y del esfuerzo personal a través de la perfección, que aunque se sabe que es imposible sigue siendo una meta digna. Desde su punto de vista ambos, sociedad e individuo pueden mejorar, y de hecho ambos elementos están interrelacionados porque el ideal del “yo”, hacia el que muchos japoneses se esfuerzan en alcanzar, es aquel que se presta del juicio de los demás, y de ahí que la sociedad sea primordial para alcanzarlo. Mientras que los norteamericanos siempre han tratado de cultivar un “yo” que encierra un singular énfasis en sí mismo, como islas en el mar, el lugar de mayor cultivo del “yo” japones es, según David W. Plath, el “yo que se puede sentir humano en compañía de otras personas". Y madurez significa encontrar el equilibrio para vivir atendiendo al juicio que los demás tienen de uno mismo y el sentirse confiado en la capacidad de juzgar que tiene cada individuo. Es, en definitiva, el reconocimiento de las normas sociales sin dejar de ser uno mismo. 

Por supuesto, el carácter japonés encierra mucho más que la mera inclinación a velar por la armonía social. Cualquiera que visite el país descubrirá enseguida a un pueblo notablemente concienzudo, meticuloso, industrioso, honesto y habilidoso. Su conmovedora timidez y su casi dolorosa inhibición son también rasgos inconfundibles de muchos japoneses. Aparte de su increíble estimación por la capacidad empática. 



La crisis económica de Japón: 

El milagro económico japonés es una de las historias más triunfales de la época de posguerra. En unas décadas, Japón pasó a ser una nación en ruinas a la segunda mayor potencia económica mundial. Dicho ascenso es aún más asombroso si se tiene en cuenta la falta casi completa de los principales recursos naturales, aparte de los productos agrícolas y marinos. 

Un éxito tan increíble tiene incontables motivos: su pueblo extremadamente trabajador; el fuerte respaldo gubernamental a la industria; su estratégica ubicación al borde del Pacífico; las transfusiones de dinero durante la Guerra de Corea (en la que Japón sirvió de escala al ejército estadounidense) y su política de proteccionismo mercantil. Pero lo cierto es que, cuando se plantó en la posguerra el capitalismo de libre mercado, se hizo en un suelo extremadamente fértil. 

Naturalmente, no todo ha sido coser y cantar. En la década de 1980, el país experimentó lo que se conoce como la “burbuja económica”. La economía se disparó, con dinero fácil y precios al alza en el sector inmobiliario que crearon una burbuja en el mercado de valores que estalló a principios de 1990. Durante los años siguientes, Japón flirteó con la recesión y la tasa de desempleo alcanzó el 5%, cifra inimaginable en un país que prácticamente no había conocido el paro. 

Por fortuna, el nuevo milenio ha traído consigo buenas nuevas para la economía. En el último trimestre de 2006, ésta creció al ritmo del 4.8%. Tal expansión condujo al Banco de Japón a abandonar su prolongada política exenta de cobro de intereses, que pasó a establecer un modesto tipo del 0.25%, al que siguió otro aumento en febrero de 2007. Al mismo tiempo, la bolsa de valores estuvo cerca de experimentar un récord anual y las empresas obtuvieron enormes beneficios. A raíz de esta nueva crisis económica. Con unos bancos que a día de hoy sólo cobran unos intereses del 0.7 por ciento final (informaciones del último trimestre de 2011) en América están cobrando un 3%. Por supuesto que la crisis mundial llegó a Japón, pero frente al problema de haber corrido demasiado riesgos y movimientos de capital en la especulación, en Japón la austeridad especuladora es la máxima de los países desarrollados. “Los japoneses aprendimos la lección en los 90” Dice Akio Makabe, profesor de economía en la Universidad de Shinshu “mientras que los de Wall Street todavía no están preparados”. 

A pesar de estas cifras, muchos japoneses de a pie afirman que los beneficios corporativos no llegan hasta los ciudadanos. Y cuando los japoneses viajan al extranjero, pueden llegar a preguntarse si realmente proceden del segundo país más rico del mundo. 



2. Bulgaria: 

Lo primero que diré es que no me ha sido nada fácil encontrar (ni en inglés ni, por supuesto, en español) algún estudio sobre los valores búlgaros. 

Los búlgaros no han sido ni serán un pueblo fácil. Es importante señalar que es un pueblo fuertemente religioso, pero que no comprenden la religiosidad como algo profundamente espiritual y no pueden dar una definición exacta de lo que significa ortodoxo. Para sobrevivir a lo largo de los siglos sus antepasados revistieron de suma importancia la pertenencia a la comunidad eclesiástica. De allí el fuerte apego que tienen los búlgaros a la fe y a la iglesia. La irrupción del comunismo y su obligada pertenencia a ella supuso una ruptura mental con el estado muy fuerte para todos ellos. Con una economía eminentemente rural y un modo de vida de mismas características, veían en el cristianismo ortodoxo occidental su fuente espiritual y ese paradigma por el que guiarse dentro de sus comunidades. 

Con el comunismo y su secularización del Estado el pueblo búlgaro vivió una división entre la esfera pública y la privada. Empezaron a considerar más importante la familia, y finalmente el individualismo como fortalezas en las que apoyarse. Otro de los valores que se han asociado históricamente a este pueblo es su buena predisposición y amor al trabajo duro, pero más importante que esto eran las condiciones económico laborales que han dominado las tierras búlgaras. El sector primario era la fuente de ingresos principal de este pueblo hasta bien entrada la mitad del siglo XX, donde hubo un débil coqueteo con el sector secundario. Se empezó a industrializar el país a mediados de los años 60, con su consecuente migración a las grandes urbes en contraposición con la vida del campo, pero el gran cambio fue el sistema de planificación central de los años 90. Durante un pequeño período de tiempo hubo un desequilibrio presupuestario. 

Muchos coinciden en señalar que una de las principales causas de todo esto fue la distorsión del comercio exterior (una vez caído el telón del comunismo se impuso en los ex-países satélites el modelo capitalista de competencia global). Y esta contracción de los mercados tradicionales de los países del antiguo COMECON indujo a la drástica disminución de las importaciones (sobre todo en materias primas básicas) y dio a su vez (al disminuir la producción de derivados del petróleo) a una caída mayor de las exportaciones. 

La respuesta de la nación búlgara a todas estas cuestiones (a parte de una política de asunción del nuevo régimen que se imponía con todas las consecuencias) fue la que siempre ha dado en sus momentos de penuria: el instinto de supervivencia. El pueblo búlgaro ha crecido conociendo entornos hostiles (el difícil mundo del campo, el difícil mundo comunista, llegar siendo un pez chico en el capitalismo) pero su capacidad para el sacrificio, el ahorro y la vida austera son bazas con las que siempre han contado. No por un amor al trabajo, sino por conocer lo ardua que puede resultar llevar la vida adelante. 

Por este último punto se entiende también otro de los valores más intrínsecamente relacionados con la nación búlgara: su gran inteligencia. Es bien sabido que los problemas y entorno hostil potencian el desarrollo intelectual (por mero instinto de supervivencia), y que superar los obstáculos es el premio de ese desarrollo. Por ello, es un pueblo que potencia el valor del intelecto (el valor de la enseñanza es uno de los más altos de toda la Unión Europea). También encabezan las tablas con respecto al valor de “deseo a lograr más” muy unido a la búsqueda del ahorro y de la precaución ante momentos más duros. 



El desastre del 96 y el ajuste monetario: 

Entre la primavera de 1996 y 1997 llegó a alcanzar cuotas de riesgo una crisis que se venía gestando desde comienzos de década (y que se dio en llamar el desastre del 96), cuando Bulgaria entró en la transición del sistema comunista al capitalista. Los bancos salieron a concurso, pero apenas se liberalizaron 1/3 del total, con lo que quedaron muchos bancos propiedad del estado (regionalizados y con una mala gestión de las pérdidas) frente a los bancos liberalizados que corrían con sus propios riesgos. Esta mala praxis inicial por parte del proteccionismo del estado condujo a grandes pérdidas de unos pocos (los que gestionaban los bancos públicos, los morosos) frente a una deuda que tendrían que pagar otros muchos. 

La experiencia de crisis económica que Bulgaria padeció tras el desastre del 96 indicó que su doble dimensión requería fuertes y amplias medidas del sistema político entero, y enfocadas tanto a la crisis del sector bancario como a la crisis monetaria del lev (su moneda). 

Las medidas políticas fragmentarias sólo podrían haber tenido éxito temporal, y habrían dado lugar a nuevas oleadas de crisis que habrían llevado a una recesión aún más profunda y devastadora. La crisis bancaria búlgara requiso de medidas radicales con su sistema como el cierre de los bancos en quiebra, la privatización de los bancos viables principalmente a través de la venta a inversionistas estratégicos, una prudente pero adecuada introducción de regularización externa (UE), una supervisión bancaria eficaz y la privatización del sector empresarial (privatización necesaria tras la salida del sistema comunista y la entrada en el capitalismo). 

Por otra parte, las reformas del sector bancario y el ajuste monetario no podrían haber sido ni exitosas ni sostenibles si no se hubiesen hecho compatibles con una reforma real del sistema que las comprendía. 

Las medidas políticas radicales que abordaron la crisis del sector bancario tuvieron éxito por el apoyo de un enfoque radical de la gestión monetaria. Un sistema que se basó en que el dinero de los programas de insostenibilidad de la banca y de la crisis monetaria requería una subida sustancial de las divisas para elevar las reservas internacionales del banco central a niveles que pudieran estabilizar la moneda nacional. Con la introducción de una política monetaria restrictiva, en el caso de Bulgaria (con la introducción del acuerdo de convertibilidad esto fue posible y adecuado, ya que introdujo normas estrictas y disciplina) y restaurar la confianza en el lev, a parte de una independencia del banco central garantizada por la ley, cosa que no existía antes. 

 En Bulgaria, con el cumplimiento de todos estos requisitos al introducirse en acuerdo de convertibilidad, y al diseñarse y afrontar todos estos retos específicos para la economía búlgara y su sector bancario en particular, se ve que su éxito se puede atribuir a su estructura específica y los principios de operación que mostraron (así como la ayuda del FMI) lo cual nos habla de la asunción natural del pueblo búlgaro de duras pero fructíferas medidas, aunque ello suponga tiempos de sequía económica. Es el triunfo del empeño nacional de la superación como fin último de la supervivencia. 




3. Estados Unidos: 

Pese a todas sus diferencias, no todos los americanos se parecen o comen lo mismo, no profesan la misma religión ni tienen el mismo nivel de riqueza, pero sí poseen un fondo común. Es la creencia de que Norteamérica es una tierra de oportunidades, y si uno se lo propone puede alcanzar sus sueños. Realmente, este es el núcleo de la mentalidad nacional. 

Cuando los padres fundadores hablaron de democracia, el gobierno por y para el pueblo, la libertad y la búsqueda de la felicidad (“Life, Liberty and the pursuit of Happiness”), establecieron el molde del carácter americano. El pueblo cuenta con una gran lista de derechos individuales, y que esos derechos prevalezcan si el gobierno intenta restringirlos (de ahí el derecho a la posesión de las armas). También es un esfuerzo en grupo, donde todos tienen que confiar en el “básico buen sentido y estabilidad del gran consenso americano” como una vez dijera John F. Kennedy, y raíz fundamental para sustentar su profundo patriotismo (la bandera por encima de todas las cosas). 

No siempre es fácil, aunque el país se enorgullece de la libertad y de la democracia, algunos ciudadanos ven en peligro estas piedras angulares. Les encolerizan los ampliados poderes del gobierno para pinchar teléfonos y conexiones a Internet, revisar webs y detener y confiscar propiedades, todo en nombre de la lucha contra el terrorismo. Otro ciudadanos dicen que semejantes poderes son necesarios para mantener el país seguro, y si tienen que renunciar a esta o aquella libertad civil, que así sea. 

Una cosa es segura: la libertad recibe su homenaje cada 4 de Julio, durante la enorme celebración del Día de la Independencia. En casi todas las ciudades se celebra un festejo, más de un millón de personas llenan el centro de la ciudad para ver pirotécnicos estallidos rojos, blancos y azules con fondo de música patriótica. La escena se repite por todo el país, acompañada de barbacoas, meriendas y cerveza fría. 

Pero no hay que ponerse demasiado sentimental con ese tema. El impopular mandato de Bush hijo y la guerra que puso a la nación en su contra, sumado al desbaratamiento de la economía debido a la terrible crisis que allí se originó desde 2007 ha hecho mella en la opinión pública americana. Una encuesta de Pew/Gallup del 2008 mostraba que una muy alta cantidad de estadounidenses no creen que su vida mejore (25%) o creen que está empeorando (31%): las peores cifras del siglo. Pero la mayoría cree que su calidad de vida en cinco años sea mejor que la de ahora. ¿El optimismo? 

Tal vez Barack Obama ofrezca el mejor resumen del espíritu americano. “América es el lugar donde todo es posible”, dijo la noche electoral del 2008, y verle allí de pie sobre un gran escenario parecía demostrarlo. Un hombre joven, sin mucha experiencia en política, y el primer afroamericano en convertirse en presidente: realmente la historia del sueño americano. 

De sus valores el rasgo primigenio del que hay que hablar a la hora de hacerlo sobre Norteamérica es sobre el valor de la ética protestante. En América el protestantismo fue la religión más importante en su día (aunque siempre se mantuvo la libertad de credo). Cuando los colonialistas (los alemanes e ingleses principalmente que originaron el fenómeno de los criollos) se asentaron en territorio americano predicaron el cristianismo protestante, el mismo que predominaba en sus tierras de origen. Cuando los americanos se independizaron esta religión ya había calado profundamente en su psique colectiva, y el trabajo duro como buen tributo a Dios y recompensa eterna estaba en contraposición con el cristianismo católico, que creía que procurar ganar siempre más era un pecado (codicia, avaricia). Así fue como su plusvalía de trabajo se tradujo en potencia económica, motor de innovación, capitalismo y la cultura del consumismo. Para ellos estas realidades eran indicios de buena salud. Significaban progreso y prosperidad (sin embargo, en un mundo finito el crecimiento no puede ser infinito, y esta puede ser una consecuencia de sus valores). 

Que sin embargo, a día de hoy son mayoritarios, pero no únicos. El 51% de su población es protestante, pero el otro 49% se divide en muy diversos credos, al igual que su multicultural población. 

De su multiculturalismo: Desde las primeras migraciones, a Norteamérica se la ha llamado un melting pot (crisol), lo que suponía que los recién llegados se mezclaban con el tejido americano existente. El país no ha perdido ese sentimiento del todo. Por un lado, se celebra la diversidad (el 5 de Mayo, es el día de Martin Luther King, y el Año Nuevo Chino también se festeja cada nueva cita), pero por otro lado, muchos americanos están cómodos con el estatus quo. Hoy por hoy la expresión melting pot se considera incorrecta y se ha sustituido por salad bowl (bol de ensalada) que se da a interpretar en el sentido de que los diversos grupos culturales y étnicos se yuxtaponen y entremezclan unos con otros, como pasaría en la figura metafórica a la que alude. Y de esas culturas y etnias de inmigrantes que se asientan en territorio norteamericano, las hay que deciden entremezclarse y otras que prefieren vivir en guetos y subculturas aprovechándose sólo de las conveniencias y oportunidades de la economía americana. 

La importancia que para ellos toma la libertad individual, producto de su triunfo nacionalista que expulsó a los colonialistas ingleses en sus luchas por la autodeterminación es otro rasgo elemental para entender qué es América. Norteamérica fue el primer sitio del mundo donde triunfó el conjunto de individuos frente al poder establecido, y los primeros en implantar de una manera efectiva un gobierno que dependía del pueblo para tomar sus decisiones. Son los padres de la democracia moderna 

Esto también ha creado un bagaje cultural importante entorno al narcisimo y la recreación interpersonal cuya máxima expresión son los productos culturales que emanan de Hollywood, el fenómeno celebrities, el movimiento pop, la literatura propia de la generación X y otras tantas fórmulas culturales que demuestran el calado fundamental de esta idea de el “yo” por encima de cualquier cosa. No es de extrañar tampoco que defiendan el derecho a la posesión de las armas, que no tiene sólo este sentido en la posibilidad de defenderte hasta las últimas consecuencias de tu vecino, sino también en última instancia la posibilidad de cada individuo libre de defenderse del propio Estado si este, en un acto de desvirtuación fuese en contra de sus propios ciudadanos. Para ellos, si todos los ciudadanos tienen la posibilidad de defenderse de los cuerpos de seguridad del Estado, seguirá triunfando la patria. 

De ahí los valores de la libertad individual (con su egocentrismo explícito) y la libertad de expresión (sabían que sin un poder efectivo libre de comunicación el poder podría corromperse y con ello la opinión pública quedar fácilmente deformada). De la libertad individual además, es que el valor de un individuo libre es mayor que el valor del país, porque todos son patrióticos. Es decir, que cada ciudadano es parte esencial del país y que los gobernantes sólo son la representación de voto de la mayoría del pueblo, y justamente por eso, por ser la expresión de cada individuo son mero instrumento administrativo para ejecutar lo que el individuo marca con su papeleta cada cuatro años. 

Por último, esta página es muy interesante para entender la diversidad de personalidades de las que hablábamos al principio de este apartado, que se centra en cada estado americano mediante encuestas realizadas a sus ciudadanos en las que tratan temas de interés como la apertura de mente, la conciencia y el neutoricismo: 



El Crack del 29 y la Gran Depresión: 

La Gran depresión originada en los Estados Unidos en el año 29 y extendida durante todos los años 30 es el caso más próximo en el espacio, por sus similitudes en origen y evolución (con ciertos matices) a la actual crisis financiera global. Fue una crisis bursátil, que nació en Wall Street, y que originó pobreza, desempleo y recesión del motor económico de su país para después extenderse de manera mundial. Se originó por una falta de regularización más fuerte de las especulaciones y préstamos con unos riesgos que no se quisieron valorar como merecían, tirando hacia un optimismo irreal. Las industrias que más afectadas quedaron fueron la construcción, la agricultura (en los años 30 la inmensa mayoría de los americanos eran granjeros, y una época de sequías y tormentas de polvo agravaron fuertemente a este sector), logística, minera y maderera, y supuso el aplazamiento de los avances en la industria automovilística (equivalente a dejar de invertir en i + d + i en el contexto actual). 

Entre 1929 y 1933 el desempleo en Estados Unidos fue del 4% al 25%, y un decrecimiento de la producción y consumo de un tercio. Los precios cayeron un 20% por la deflación, lo que encareció las devoluciones de los préstamos o el inicio de los mismos. Y los trabajadores a los que menos afectó fue a los del sector servicios, a los trabajadores de cuello blanco. 

El momento más duro fue el invierno de 1932 y se balancearía hasta 1937, cuando la Recesión de 1937 trajo los niveles de desempleo de 1934. La depresión causó cambios de fuerza mayor en las políticas de actuación americanas. Fue tras tres años de recesión que los americanos hicieron presidente a Franklin Delano Roosevelt, en 1932, intentando crear un nuevo escenario. Y el plan económico “New Deal” supuso la recuperación de tan grave situación, así como la reafirmación de que América prevalece, pese a lo duras que puedan parecer las adversidades. 

El New Deal consistió en una serie de medidas económicas que se implementaron entre 1933 y 1936, y se centró en las tres erres: “Relief, Recovery and Reform”. Lo que quería decir Auxilio (para los desempleados y para los pobres), Recuperación, para los niveles normales que venía teniendo la economía americana antes del Crack y Reforma de las leyes pertinentes acerca del sistema financiero para que no se pudiese repetir otra gran recesión como la que vivieron esos años. 

En general se compuso de medidas extraordinarias y la creación de organismos que intentaría perdurasen en el tiempo, y mezclando unos presupuestos que le exigirían más a algunos ciudadanos pero también a los bancos, los principales causantes de la depresión económica. Una de las medidas más controvertidas fue la incautación del crédito de los bancos desde comienzos de 1933. El 4 de Marzo diría en su toma de posesión: “La práctica de los especuladores sin escrúpulos se ha criticado desde la opinión pública, rechazado por los corazones y las mentes de los hombres […] Los especuladores deben ser destronados de sus altos cargos en el templo de nuestra civilización” 

Así fue como cerró todos los bancos y los mantuvo así hasta haber creado una nueva legislación reguladora. En las siguientes semanas, y bajo la apertura de las ¾ partes de los bancos, pero siempre bajo la supervisión del Tesoro y de agentes federales, se sucedieron una serie de medidas que redujeron la inflación a unos niveles soportables, y el dólar volvió a su precio pre-depresión. 

No todo fue enteramente positivo con el New Deal. Cuando organismos y sectores de la economía empezaban a recuperarse, el superávit era tomado por el estado, que durante ese período repartió la poca riqueza que se fue generando poco a poco para que llegase a otros sectores de producción, aunque también iban directamente a una serie de organismos que había creado Roosevelt y de los que no se sabía muy bien cuál iba a ser su utilidad en un futuro a corto o medio plazo. De hecho, se le ha acusado de haber ido improvisando organismos y medidas, pero si entre esos organismos se crearon cosas como el Social Security System o la Securities and Exchange Commission (y que la economía volvió a ser lo que era antes de la recesión), se entenderá cómo el paso del tiempo sólo ha sido positivo para analizar este período histórico de la nación americana. 



VI. Del ejercicio del análisis realizado. 

El objeto de este tema ha sido observar el desarrollo de los valores en el contexto socio-económico y su posibilidad de modificar el devenir predecible de unos efectos de crisis económica que se presentan nefastos en los próximos años o incluso décadas. El método que se ha aplicado ha sido es la comparación situaciones de crisis económica anteriores (comparación diacrónica) con los valores nacionales, los que han preservado a lo largo del tiempo entre las comunidades estudiaras (anacrónica) y demostrar una muy posible similitud conductual por las mismas.

La forma de estudiarlas ha sido sustentándose en requerimientos sociológicos en el sentido de generalización de una sociedad por sus acciones y hechos en su conjunto, aunque es lógico que cada persona actúa de diferente manera y que nuestras agrupaciones de naciones como entes cohesionados es una forma de facilitar respuestas. Pero el peso de las acciones de la mayoría cuentan más. 

Aún con esto es difícil hacer predicciones porque al estudiar conductas humanas generalizándolas, y centrándonos en el estudio en un factor limitado pueden (y normalmente es así) entrar en juego otros factores como la emoción humana o la diferencia contextual en la que se establecen las mismas. Parece que el factor caos, tan citado y tan poco estudiado es otro de los que más peso tendría. Por la propia imposibilidad de enmarcarlo podrían incluso parecer invalidado el pronóstico de acciones futuras, pero cuanto menos se ha de tener en cuenta como un factor igual de importante de análisis el peso de los valores en la salida de las crisis económica por parte de cada país estudiado. 

De los objetivos propuestos hemos visto cómo primero, se ha confirmado la existencia de los valores (objeto que por su intangibilidad parecía difuso y que por el uso del término por parte de los medios de comunicación estaba desvirtuado), y al hacerlo también se ha confirmado que son mutables (aunque no por ello los nuevos han de ser perjudiciales). Que están fuertemente unidos a la tradición y a su herencia familiar (y que cuando mutan es por razón de cambio de paradigma y/o contexto) y que por este factor es fácilmente reconocible como propios (cuando no exclusivos) de grupos sociales diferentes entre sí pueden diferir en determinados grupos sociales de otros grupos vecinos. De ello que existan valores semejantes pero también diferentes en cada país, estado y nación. 

En cuanto al segundo planteamiento que nos hacíamos al principio de esta investigación, que era la posibilidad de impacto de los valores nacionales y su función diferencial a la hora de cómo, cuándo y de qué forma saldrían estos países de la crisis también nos ha quedado confirmado, aunque, como digo, desde un punto de vista relativo. Si afectaron a la hora de salir de crisis económicas graves aunque anteriores a esta, y cada país optó por diferentes vías para superarla pero en todas de forma positiva, no sería de extrañar que se repitiesen los ejercicios en este contexto. Aunque reitero una vez más, los nuevos paradigmas pueden haber modificado la conducta (los principios, los valores) de los individuos en un plano individual y por acumulación total de la sociedad, pero eso aún está por ver, y sólo se podrá analizar a posteriori. 

Animo en cualquier caso a que el lector busque conclusiones de otros estudios para, y por contraste, hacerse una mejor idea de lo estudiado en estas páginas (este campo de estudio es bastante experimental, y por su complejidad, metodológico). Las disciplinas compartidas en las investigaciones que han sido objeto de estudio para este análisis han sido la psicología (principalmente la conductista y la situacionista), sociología, estadística, política nacional e historia eminentemente económica principalmente.

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