superar un cáncer terminal, que le fue diagnosticado en el año 2000.
Con una esperanza de vida de menos de tres meses, la británica decidió luchar, y no esperar sentada en casa a la muerte.
Entonces descubrió el deporte como medio para sentirse útil, como aliciente para agarrarse a esa carrera tan difícil que tenía por delante.
Gracias a este esfuerzo de superación, cinco años después Jane sigue viva, y ha conseguido finalizar la tiratlon "Ironman" de Florida (EE.UU.), la de Londres en dos ocasiones, y ha pedaleado en tándem con su hermano desde Roma hasta Leeds.
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