por: Bárbara Abraúl y Joana Borges
Crisis:
el tema más hablado en los media. Sea de crisis mundial, en la cultura, en la
política. Esa palabra siempre aparece, y es la base de todos los telediarios y
periódicos. El endeudamiento público fue, por mucho tiempo, el motor de
crecimiento y despegue de las diversas economías. Alcanzó niveles que dejan en
jaque la sostenibilidad de las finanzas públicas y con ello la totalidad del
aparato económico. La crisis económica
ha afectado toda la Europa. Pero algunos países como Portugal, Grecia, España e
Italia la han sentido más significativamente. Este análisis se va a centrar en
la observación de la economía portuguesa y de su crisis que está colocando al
país de rodillas.
Los
vecinos lusos se encuentran en una situación complicada. Se puede decir que
aquel pequeño país, en la Europa Occidental, está en el spotlight. El rescate hecho por el FMI al país afecta
todos los portugueses. La sociedad está furiosa, las huelgas son comunes y la
manifestación del 12 de marzo fue la mayor prueba de que nadie se queda sin
opinión. ¿En qué situación se encuentran los portugueses en 2012, un año
marcado por la presencia de la Troika en el país, la disminución de días
festivos, congelación de salarios, reducción de pagos extra, aumento del IVA? ¿Qué
repercusiones tiene le economía en la sociedad portuguesa?
"El que no quiere economizar deberá agonizar." Confucio
La crisis
económica mundial que comenzó en 2008 es consecuencia de una burbuja
inmobiliaria en el mercado norteamericano. Es el manifiesto fracaso del modelo
de crédito fácil, conductor de consumo y generador de efectivo rápido y sin
garantía de recogida. En este pernicioso esquema se encuentran términos como
préstamos hipotecas de alto riesgo (hipotecas subprime); CDO
(obligaciones de deuda colateralizada), títulos de deuda garantizados por los
activos que representan distintos tipos de deuda, divididos en tramos con un
riesgo diferente y por lo tanto, diferentes tasas de interés; y los CDS (credit
default swaps), valores que representan un seguro de crédito que, en caso de
quiebra del emisor de un bono, el vendedor de la aseguradora pagará el monto
invertido por el comprador. Esta crisis he reunido los propietarios de casas, representantes
de las hipotecas, los inversores y los accionistas, vinculados por el sistema
financiero. Además de la desregulación y la evaluación de riesgos pobres de las
operaciones realizadas en los mercados financieros, los EE.UU. ha patrocinado
las instituciones privadas (Fannie Mae y Freddie Mac) que estaban destinados a
facilitar la concesión de préstamos hipotecarios.
Los efectos más
inmediatos de la crisis de 2008 fueron dos: un clima de inquietud en el mercado
inmobiliario y la falta general de liquidez. La inquietud hizo con que los
inversores han intentado vender los paquetes de inversión que habían comprado.
Eso destruyó completamente el valor de estos bienes y los bancos que fueron
responsables de la negociación. La red del sistema financiero desregulado y
ambicioso había fracasado. El otro efecto relacionase con la dificultad de
convertir los activos en dinero. Instalada la
crisis, los bancos estadounidenses y europeos se redujeron a prestar dinero a
los demás, para preservaren el capital que aún tenían disponible.
La "Gran
Recesión de 2009", como muchos la consideraron, se materializó en el
crecimiento económico mundial, que cayó un 0,7%, en comparación con el
crecimiento de 2,8% del año anterior. El consumo ha desacelerado y las
empresas, motores del crecimiento económico, fueron directamente afectadas. La
imposibilidad de deshacerse de la producción dio lugar a un problema
estructural: la tasa de desempleo que alcanzó valores históricos en los últimos
años.
El viejo continente se arrastra para la crisis
En la Europa, el
deterioro de las condiciones económicas y de las cuentas fiscales afectó no
sólo los gobiernos europeos directamente como a los demás países pertenecientes a la
Eurozona. En 2008 y 2009, algunos países europeos fomentaron políticas
monetarias y fiscales con la intención de que las diversas economías salieron
de la crisis. Pero esas políticas fiscales de carácter contracíclico depende de
la salud de las finanzas nacionales y esto no era el caso. La recuperación de
la Zona Euro ha sido desigual entre países debido a la dificultad para obtener
financiamiento externo. Según las palabras del canciller alemán Angela Merkel,
la causa de la crisis de la deuda es que países insuficientemente competitivos
vivan por encima de sus posibilidades. [1]
Paul Krugman, Premio Nobel de la
Economía, ha comentado la situación económica de los países europeos. Para el
economista, Portugal y Grecia ya se encontraban en un plano insustentable muy
antes de la crisis internacional. O sea, mismo que la economía en todo el mundo
estuviese bien, Portugal necesitaría de medidas austeras para combatir su
deuda. De acuerdo con un estudio de
Gianluca Cafiso (que fue consultor del BCE y investigador en la
Universidad de Catania), en un plazo de diez años, en 2021, la deuda griega y
portuguesa estaría arriba del equivalente al 150% de su PIB.
A pesar de sus críticas a los
planos de austeridad, Krugman admite que Portugal y Grecia no tendrían otra
opción. Para él, el erro estuve en aplicar el mismo en otros países como
España, Itália e Irlanda – admitiendo que los excesos de los presupuestos eran
la razón de la crisis.
El caso griego
fue uno de los primeros ataques en la estabilidad de la zona euro. El tamaño y
la opacidad de la crisis griega aumentó los temores de insolvencia soberana y llamó
la atención hacia las economías periféricas. Por temor al contagio de algunos
estados a otros, la especulación contra las deudas es cada vez mayor, se
dispara la tasa de interés y aumentan las dificultades de financiamiento.
Cuando los
estados ya no tienen la capacidad de honrar sus compromisos y la financiación
es cada vez más restringida, la opción son los programas de ayuda exterior. Las
intervenciones de estos fueron hechas por la Troika, el equipo responsable del
Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y la Comisión Europea.
Están negociando los términos del rescate de Grecia en mayo de 2010, Irlanda en
noviembre de 2010, y en Portugal en abril de 2011.
Ahora que empieza
la segunda década del siglo, no hay duda que Portugal se enfrenta a la crisis
de un siglo: el peor promedio de crecimiento económico desde la Primera Guerra
Mundial, la tasa de desempleo más alta en 80 años, la deuda más grande los
últimos 160 años, la mayor deuda externa de los últimos 120 años. Según el
ministro actual de la economía, "Portugal se enfrenta a tres grandes crisis”.
La mayor es la del crecimiento económico. La economía nacional es débil y
estancada, y con diversos sectores no competitivos.
Los problemas de
competitividad que enfrenta la economía portuguesa reflejan en el peso que
tiene exportaciones en el PIB. La intensidad de las exportaciones suele estar
inversamente relacionada con el tamaño de un país. Por lo general, en los
países más grandes - con un mercado más amplio - la participación de las
exportaciones en el PIB es pequeño. Por el contrario, los países más pequeños,
tiende a ser mayor la intensidad de las exportaciones. Si esto no ha sucedido,
no puede ser una buena noticia: por lo general, esto significa que el
crecimiento económico está fuertemente limitada por el pequeño tamaño del
mercado interior.
El siguiente
gráfico deja clara la situación en Portugal, siendo un país de tamaño medio en
la Unión Europea, Portugal tiene una intensidad de exportación típica de un
país grande (una situación que es comparable únicamente en el caso griego):
Cuadro 1 – Relación entre la populación de los países y su intensidad
de exportación (2009)
Para explicar
todo tiene que ir atrás en el tiempo. A principios de 1960, la proporción de
las exportaciones portuguesas en el PIB fue de poco más del 10%. Los miembros
de la AELC (Asociación Europea de Libre Comercio) - el primer paso de la
integración europea en un país hasta la fecha fuertemente autárquico - las
exportaciones ascendieron a alrededor del 20% del PIB. Con la adhesión a la
CEE, el peso de las exportaciones escaló cerca del 30% del PIB, valor que se
mantuve básicamente sin cambios hasta 1990. Este estancamiento contrasta con
otros países europeos de tamaño similar (como Suecia, Austria o la República
Checa y Hungría) que estaban entonces en niveles similares, pero donde la
participación de las exportaciones en el PIB crecía continuamente.
Las estrategias
de política industrial de la PSD y el PS han dado como resultado a menudo en
condiciones desfavorables para los sectores transables[2]. Tomando ventaja de la
liberalización financiera, privatización y boom inmobiliario, el sistema
financiero ha canalizado una proporción creciente de sus recursos para la
financiación de los sectores no transables (donde los niveles de riesgo se
reducen) y las aplicaciones financieras (donde los beneficios potenciales son
altos en periodos especulativos), desviando el crédito de los sectores
transables y, finalmente, la convergencia nominal hacia la moneda única
significa un tipo de cambio sobrevaluado, lo que desalentó la inversión en los
sectores de exportación.
En el nuevo siglo,
la apertura del comercio de la UE con China, la ampliación hacia el Este, la
apreciación del euro frente al dólar y el alza de los precios del petróleo, se
deterioró aún más la competitividad de la economía portuguesa. La segunda
crisis es la más debatida y, posiblemente, la que afecta a la mayoría de los
portugueses: la crisis de las finanzas públicas. De izquierda a derecha, de los
funcionarios públicos al sector privado, de los políticos y economistas a los
trabajadores, el lamentable estado de las cuentas públicas es objeto de
interminables discusiones y análisis.
El tercero y
quizás el más grave es la crisis de la deuda externa. El déficit de Portugal es
una enfermedad crónica, que persiste incluso en períodos de crecimiento
económico. El problema del déficit es la necesidad que tienen que ser
financiados y pagados posteriormente. Pronto, una de las consecuencias de los
déficits presupuestarios es aumentar la deuda pública de un país. Básicamente,
todo se lleva a cabo como un presupuesto de los hogares, si seguimos gastando
por encima de nuestros ingresos, la única manera de mantener nuestros gastos y
hábitos de consumo es de pedir dinero prestado. Lo mismo se aplica a los
Estados, cuando los ingresos del Estado (impuestos, tasas, etc) son menores que
los gastos, el Estado está obligado a pedir prestado para eliminar la
diferencia. De hecho, los ingresos del Estado, municipios, regiones autónomas
de las empresas públicas no son suficientes para saldar las deudas y los
agujeros financieros que se extienden desde ese país.
El Euro es
también un punto a debatir cuando se escribe sobre la crisis portuguesa. El uso
de la moneda común europea permitió a Portugal, desde principios de la década,
emitir deuda a bajo costo y tomar en forma de préstamo más de lo que estaba en
capacidad de costear. Las facilidades de crédito internacional permitieron
componer su deuda principalmente por capital extranjero, lo que provocó que el
país se hiciera más vulnerable a los movimientos del mercado financiero
internacional.
La Generación
en Apuros y una juventud que no se calla
Si el año pasado ya tuvimos el
ejemplo de protestas vividas con ciudadanos que se echan a la calle para
provocar cambios de gobierno y en los sistemas financieros, reformas
constitucionales para la conversión del país en un paraíso para la libertad de
expresión, ahora llega una segunda muestra que nos toca todavía más cerca. Las
democracias “teóricamente maduras” del mundo occidental ya no están más a salvo.
Geração à Rasca
(o, en español, Generación en Apuros) es el nombre dado a una serie de
protestas en Portugal y otros países de todo el mundo. Este movimiento “no partidista laico y pacífico” empezó en
Facebook y lucha por mejores condiciones de trabajo, especialmente para los
jóvenes cualificados. El manifiesto publicado en el grupo de red social instó a
la participación en una manifestación en el día 12 de marzo de 2011.
Imágen 1 – Póster de la manifestación.
Juntó una
decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes, que salieron a la calle
para protestar pacíficamente contra "la precariedad" en Lisboa,
Oporto y otras ciudades portuguesas, en la mayor movilización que se realiza en
este país al margen de partidos y sindicatos desde la revolución del 25 de
abril de 1974. Los jóvenes eran clara mayoría, pero también había padres y abuelos,
porque como decía un veterano de abril "la precariedad no respeta
edad". La manifestación era un cuadro variopinto de ciudades de distinta
edad y condición, mucho de los cuales difícilmente responderían a una
convocatoria partidista, y que ayer lo hicieron no por curiosidad. Muchos de los
elementos son comunes a los que precedieron a revoluciones como la tunecina o
la egipcia: desempleo elevado, falta de perspectivas y expectativas vitales,
desesperanza, y la participación como elemento catalizador de unas redes
sociales de presencia mucho más ubicua en el país vecino, sobre todo en las
generaciones más jóvenes.
"El país
está en apuros" y "La precariedad no escoge edad" eran los lemas
de las dos grandes pancartas que abrían la marcha en la capital portuguesa. La consigna más coreada fue "Con
precariedad no hay libertad", signo de las condiciones en que viven más de
un millón de portugueses, entre desempleados y trabajadores en condiciones
lamentables. "Somos la
generación con mejor educación de la historia del país", "no
protestamos contra otras generaciones, protestamos por una solución y queremos
ser parte de ella", "protestamos para que todos los responsables
actúen en conjunto", dijeron uno tras otro, los fundadores de la Geração à
Rasca, Alexandre de Sousa Carvalho, António Frazão, João Labrincha y Paula Gil,
cuatro amigos recen trabajadores que enfrentan también la situación dramática
que el país presenta.
La protesta de
la Geração à Rasca, unió, en la primera protesta del 12 de marzo de 2011, a al
redor de 500 000 personas en las calles de Portugal y en el extranjero. La
impresionante adhesión a esta protesta debe ser atribuida a la inmensa
frustración de una generación –o mejor dicho, y como se comprobó por la
presencia en las manifestaciones, generaciones– ansiosa de empleos dignos,
salarios decentes y oportunidades de realización personal.
En los días
anteriores a la manifestación hubo intentos de manipulación y de sembrar la
confusión, con mensajes falsos que circularon por Internet, como el que pedía
un millón de personas en la calle para acabar con la clase política. Algo así
como aquel "que se vayan todos" argentino en la época del corralito.
Algunos comentaristas criticaron y despreciaron a los organizadores de la
manifestación.
Los promotores
de Geração à Rasca, pese al descrédito de los políticos, no son anti-partidos.
Tres de ellos militan o han militado en las juventudes del Partido Socialista,
Comunista y del Bloco de Esquerda. Y para evitar malas interpretaciones
invitaron a los 230 diputados de la Asamblea de la República a acudir a la
manifestación. "Tienen que ser parte de la solución, y para nosotros no
son el problema", señaló Alexandre de Sousa Carvalho. "No es una
protesta contra el Gobierno", añadió Paula Gil. "Hemos contactado a
diputados, movimientos estudiantiles, organizaciones de la sociedad civil,
religiosas, deportivas..."
La manifestación
de Geração à Rasca siempre te trató de una voluntad clara e inequívoca de las
personas que se oponen al deterioro de las condiciones de trabajo y el
desmantelamiento de los derechos sociales. Es una prueba irrefutable de la
participación democrática, contra las teorías de apatía y resignación, que se
cree que nunca han sido válidos, y la falsedad de lo que fue probado por los
hechos del día 12 de marzo de 2011. Lo que sucedió fue una consecuencia de la
diversidad de las motivaciones y soluciones propuestas. Un espejo de la
diversidad democrática y sana que quiere el cambio. La protesta fue creada porque creen que todas
las personas tienen derecho a expresar su opinión y el derecho a ser oído. En
el día de hoy y siempre.
Imágen 2 – Manifestación de la “Geração à Rasca”. foto PEDRO CORREIA/GLOBAL IMAGENS
En consecuencia,
siempre se abogó por la creación de grupos y asociaciones, como el M12M –
Movimiento 12 de marzo. El M12M es un movimiento informal, no jerárquico, no
partidista, laico y pacífico, pretende así apoyar el fortalecimiento de la
democracia en todas las áreas de la vida de los portugueses, y se esfuerza para
promover una ciudadanía más activa, como resultado de la democratización de la
política.
De una música para la calle
Fue a través de
una música que surgió la idea. O mejor dicho: una canción sirvió de catalizador
para lo que ya existía: el descontento y la frustración de toda una generación
de jóvenes portugueses (y no solo portugueses) condenada a la inseguridad, a la
precariedad, al desempleo, a la explotación. El tema “Parva que Sou” de
Deolinda fue determinante para el suceso del movimiento que surgió en Facebook
. El tema habla de la inseguridad laboral que afecta a miles de portugueses, en
particular, los graduados. Los miembros de la banda no participaran en las
protestas, aunque simpatizan con los manifestantes.
En un principio
la idea de Geração à Rasca pertenecía al
grupo de jóvenes que se abstengan, en protesta por las pruebas o evidencias
relacionadas con el acceso global y encadenarse a las puertas de los colegios
porque no quieren pagar la matrícula. Pero, después de todo Geração à Rasca,
pertenece a aquellos que todavía tiene un trabajo, pero que nunca va a ser
rico, tendrá que trabajar más de 40 años con la incertidumbre de una reforma en
el horizonte. La generación de jóvenes portugueses son los que tienen un poco
más de 30 años, y que la generación que se llama "tonto".
El nombre
proviene de la canción "Que Parva Que Eu Sou" de Deolinda, una
canción que no está editada en ningún disco que se ha convertido en viral
aficionados ganando todos los días en los vídeos de YouTube en blogs, en los
periódicos o en la televisión. La verdad es que
Deolinda inadvertidamente han creado un himno para la generación joven de hoy,
los que tienen que pagar la matrícula de la educación universitaria, a los que
difícilmente pueden encontrar un trabajo que no implique el verde recibo de
pago, los que no pueden tener su propio espacio porque no ganan lo suficiente
para pagar el alquiler, los que prefieren casarse después de los 30 y los niños
(si los hay) tienen cerca de 40. La canción es la
que miles de jóvenes portugueses se han sentido en la piel, pero no podía hacer
miedos, deseos, odios, en las palabras y los versos que riman. Fue también la
razón por la generación joven actual portugueses ya se apoderó de todos las
palabras de la canción de Deolinda. Debido a que el futuro del país depende de
nosotros y ellos, los jóvenes, los que ahora están comenzando a entrar en la
generación tonta, que es una tontería y no sólo no ha sido inmune a la
estupidez del mundo en que vivimos.
Los
participantes de la Geração à Rasca se auto-caracterizan por “los desempleados,
“quinientoseuristas” y otros que somos mal remunerados, esclavos disfrazados,
sub contratados, contratados a plazo fijo, falsos trabajadores independientes,
trabajadores intermitentes, pasantes, bolseros, trabajadores-estudiantes,
trabajadores, madres, padres e hijos de Portugal.”, que fueran cómplices de
esta condición, para iniciar un cambio
cualitativo en el País. Las protestas se
prestan para que todos los responsables de la situación de incertidumbre actual
– políticos, empleadores y ellos mismo– actúen como un todo para cambiar rápidamente
esta realidad, que se torno insustentable.
Cuando Portugal
se estaba preparando la manifestación de la Generación en apuros, los Homens da
Luta (Hombres de la Lucha, en español)
fueron escogidos para representar al país en el Festival de Eurovisión. Muchas
personas se declararon en contra de esta elección. El grupo, con su apariencia
setentera, satiriza al pueblo portugués y se manifiesta contrario a la política
del gobierno. Esta vitoria en el Festival de la Canción, con el tema “A luta é
alegría” (la lucha es alegría) fue
importante para demonstrar cómo, en todos los aspectos, los portugueses estaban
dispuestos a apoyar quien criticaba la situación en que el país se quedaba. Sin
embargo, el humor no fue suficiente para convencer a Europa y los Homens da
Luta no cantaran en la final de Eurovisión.
Octubre y Noviembre – meses caliente
En octubre
Lisboa promulga nuevas medidas de austeridad para 2012 – incluyendo la
supresión de las dos pagas extra a los funcionarios y pensionistas y el aumento
en media hora de la jornada laboral en el sector privado. A partir de 2012, los
portugueses trabajan más y reciben menos. A par de estas medidas se conoció los
días festivos en que ahora se trabaja – cuatro, en la totalidad. ¿Hasta cuándo
se van quedar serenos los portugueses sin salir a la calle o sin huelgas? La respuesta
– 15 de octubre y 24 de noviembre. La primera, la concentración convocada en 82
países por el llamado movimiento de los indignados, hizo resurgir la protesta
de 12 de Marzo. Personas de diferentes edades y condiciones marcharon contra
las últimas medidas del gobierno y la situación
del país. La segunda fecha, 24 de noviembre, es ya muy conocida por los
portugueses. Como en el año 2010, y por la tercera vez en 23 años, los dos
grandes sindicatos del país convocaron una huelga general.[3] Milles de portugueses se echaran a la calle
para protestar y las marchas culminaron una jornada en la que los transportes
públicos paralizaron el país.
El último 15 de octubre
se convirtió en la historia. Cerca de 1.000 ciudades de todo el mundo
participaron en la primera gran protesta global que pidió más democracia y
justicia social, también protestar contra el sistema financiero. Siete meses después de una de las manifestaciones
más grandes en las últimas décadas en Portugal, la respuesta a la situación
económica del país llevó a la convocatoria de los movimientos sociales, en otra
protesta callejera "no partidista" en Lisboa.
En Portugal fueran
miles de personas las que participaran a la manifestación, lo que convirtió el
15 de octubre en una de las manifestaciones más grandes jamás en el país, como
respuesta al acto convocado en 82 países para protestar contra el sistema
financiero. Las concentraciones,
llevadas a cabo en diversas partes del país, recordaron el carácter festivo y
de gran manifestación del 12 de marzo, una de las primeras expresiones públicas
de indignación que la cadena.
“Fuera, fuera aquí,
el hambre, la pobreza y el FMI!” fueron unas de las muchas palabras más
gritadas por los manifestantes que portaban afiches, pelucas, máscaras y tenían
sus rostros pintados. Entre los muchos signos y pancartas que se muestran, se
puede leer "Ai de Portugal, Portugal, de que estás à espera? (en español,
¿Portugal, qué estás esperando?)", En alusión a las revoluciones que se
produjeron en Egipto, Túnez y Libia.
Imágen 3 – Manifestación del 15 octubre en Portugal.
La organización, que
consiste en tres decenas de movimientos y organizaciones sociales no incluye los partidos o los sindicatos, las
estimaciones de la adhesión a la marcha que unió el Marqués de Pombal al
Parlamento ni acepta las comparaciones con la marcha del 12M. La democracia participativa, la
iniciativa legislativa ciudadana y la transparencia son los tres vectores
principales en los que los organizadores apuestan a que promuevan la noche a la
mañana en la asamblea popular en el Parlamento, donde entre otras cosas, a
discutir una propuesta de "auditoría ciudadana" de la deuda pública.
Bajo el lema
"United For Global Change" (Unidos por un cambio global), miles de
ciudadanos españoles también salieron a las calles para protestar contra los
políticos, los mercados financieros, los bancos, los recortes sociales y el
empleo precario. Fueran 80 las ciudades españolas que hicieran parte de un
movimiento mundial de protestas para reactivar las movilizaciones que
comenzaron en la primavera, lo que causó cientos de personas acamparon durante
casi un mes en el centro de Madrid. En Madrid, los indignados gritaban
“culpados, culpados” mientras cantaron en contra de la clase política, los mercados
financieros y los bancos. Al pasar por el Banco de España, ya que la
manifestación no tuve la permisión de las autoridades que comenzaran con
silbidos. En
Barcelona, las fuentes en el ayuntamiento y la policía se extendía a 60 mil
personas han participado en las manifestaciones. La organización de las
protestas elevó el número a 250 000 personas.
La huelga general que paralizó
(literalmente) el país
Miles
de portugueses se echaron a la calle en el 24 de noviembre para protestar por
la situación económica que ahoga al país y por las medidas de austeridad del
Gobierno que, según los manifestantes, asfixian siempre a los mismos. Las marchas
culminaron una jornada de huelga general en la que los transportes públicos
paralizaron el país. En Lisboa cerraron el metro y el aeropuerto, y los barcos
que unen las dos orillas del estuario del Tajo se quedaron en tierra. Los
autobuses funcionaron a medio gas y hubo escuelas cerradas, vistas judiciales
pospuestas y hospitales que atrasaron las operaciones quirúrgicas y las
consultas ordinarias.
"Los
transportes, el año que viene, van a costar más caros, y van a ir peor, con
menos frecuencia en las líneas: el Gobierno quiere cerrar el metro a las 11 en
vez de a la una y media. ¿Qué va a pasar con los trabajadores que salen a las
doce de los centros comerciales?" protestaban las personas en la
manifestación. El paro sirvió para que los trabajadores portugueses y los
jóvenes indignados que ya salieron a la calle el pasado 15 de octubre
advirtieran al Gobierno del dolor que causan las reformas adoptadas y las que
se van a adoptar el año que viene, que será peor que el actual.
Por
primera vez, y en contra de la tradición de un país muy tranquilo, hubo
botellas lanzadas al aire, empujones y golpetazos en las escalinatas de la
Asamblea entre los antidisturbios y los indignados. Y un herido. Y dos
detenidos. Por la mañana dos sucursales bancarias habían sufrido ataques con
cócteles molotov. Un síntoma, tal vez, de que la presión sube en el pacífico
Portugal.
Imágen 4 – Metro cerrado en el 24 de noviembre.
¿Nuevo año, nuevas esperanzas?
Portugal acaba
2011 con un crecimiento negativo del 1,7% interanual, siete decimas peor que el
dato interanual del segundo trimestre. Antes de 2012, el Estado portugués vende
su participación de un 21,35% en la principal eléctrica del país, EDP, a la china
Three Gorges – la primera gran privatización del Gobierno luso.
En el enero, por
fin, ya las tres agencias de rating – Moody’s, Fitch y, por último,
Standard & Poors – bajaron la clasificación de la deuda portuguesa a bono
basura con perspectiva negativa. No es una buena manera de empezar el año pero
ni todo son malas noticias. En su primera subasta de deuda pública del 2012 el
Tesoro portugués ha conseguido colocar el montante máximo con un interés por
bajo del 5%.
Sin perspectivas
de una recuperación económica y los niveles récord de deuda, el desequilibrio
de las cuentas públicas aún lo parece imposible de resolver.
Retrospectivas y soluciones
Para contestar a
la primera cuestión puesta en el inicio del artículo, “Qué repercusiones tiene
la crisis en la sociedad portuguesa?” tiene que entenderse
que la crisis, real o imaginaria, teórica o dolorosamente impregnada en nuestra
vida cotidiana, supone una ruptura en todos los ámbitos de la vida social. Siendo
difícil hacer la historia de la agitación social, podemos, en Portugal, listar
un conjunto de hechos más destacados. El primero es la manifestación del 12 de
marzo, que alcanzó proporciones verdaderamente notables.
Basándose en las
cuestiones fundamentales, como la inseguridad en el empleo, el movimiento ha
añadido, primero en Internet y luego la Avenida da Liberdade, a varias
generaciones, figuras públicas, activistas de toda la vida y las personas que
nunca se habían planteado. El hype generado ha sustituido más adelante en otros
pequeños eventos, reuniones y peticiones en contra de la precariedad.
Más
recientemente, en 15 de octubre, hay una convocación para un nuevo evento
internacional que reúne a un número considerable de participantes en las principales
ciudades, y que parece generar una nueva fuerza a la lucha contra la crisis. La
plataforma 15 de octubre todavía permanece activa, con sesiones regularidades y
varios grupos de trabajo en activo, y ha organizado algunos
eventos, incluyendo un punto de concentración para el debate sobre el
presupuesto del Estado en la Asamblea de la República. También estuvo
presente, manifestándose en la calle, el 24 de noviembre, marcada por una
huelga general. Al mismo tiempo, algunos activistas de la 15 de octubre,
acamparon frente a S. Benedicto XVI, una acción inspirada por el movimiento Occupy
Wall Street.
Para tratar de
los problemas instalados en la sociedad, es necesario simplificar y promover el
diálogo, grupos de reflexión crítica, que se centra en búsqueda de soluciones,
proporcionando puntos de encuentro, sinergias y la solidaridad entre los
movimientos y los ciudadanos con el fin de fortalecer de la democracia en el
lugar de trabajo, economía, política, cultura, educación y sensibilización.
Otra propuesta
para mejorar las cuestiones relacionadas con la agitación social provocada por
la crisis que el país presenta, es también de activar otras formas de
democracia participativa en la acción, tales como iniciativas legislativas
populares, acciones, peticiones y acciones directas así como defender el voto
secreto y el derecho universal e inalienable, no agota todas las posibilidades
de participación democrática. El M12M se presenta como un buen movimiento en
ese punto.
Los movimientos
anti-crisis parece que poco a poco se van poner en práctica en el suelo, en
busca de ayuda para superar esta situación, y en el camino, haciendo un cambio
social lento. El futuro es difícil de seguir y difíciles de pasar una solución,
simplemente por la acción de estos actores. Es necesario ir más allá de las
fronteras, la búsqueda de la inspiración y las alianzas internacionales.
Hacemos hincapié en el carácter transnacional del movimiento, que sólo puede
tener sentido, dado que la crisis actual es global.
En los
últimos diez años, la economía portuguesa ha crecido a un ritmo de menos del 1%
anual. Se pronostica que el producto doméstico bruto de este año se reducirá 3
por ciento, reflejando la recesión más grave que vive el país desde 1975. La
tasa de desempleo está cerca del 13%. La Unión Europea prevé que, en 2013,
Portugal será el 20º país más pobre en los 27 estados miembros de la UE. Los
sueldos promedio son la mitad de los países como Gran Bretaña o Alemania. El
panorama no es agradable y las consecuencias no pasan desapercibidas a ningún
ciudadano portugués.
¿Qué
puede hacer Portugal para salir de la crisis? Lo único que, ahora, ofrece
Portugal es mano de obra barata. Su fuerza laboral está ahora a adquirir
capacitad tecnológica, el problema es que son muchos los licenciados, Mestres
doctorados que procuran empleo afuera del país. El Estado invierte en los
estudiantes y estos, después, se van al extranjero, donde las condiciones
laborales y los salarios son mejores. Hoy se observa una alta emigración de
jóvenes cualificados, conscientes de que no van a suceder en Portugal. Cuando la crisis inmobiliaria empieza,
Portugal contaba con condiciones de partida desventajosas al ser el país más
pobre de la Unión Europea y al estar caracterizado por una gran debilidad
macroeconómica y estructural. Siempre tuvo un manejo irresponsable de las
finanzas públicas con un gasto excesivo y aprovechó la moneda única para emitir
deuda a un bajo costo para hacer costo que superaban su capacidad de pago.
En la Europa, la
solución para la crisis tiene perspectivas diferentes. Paul Krugman considera
imprudente promover austeridad en un momento donde la economía mundial esta
resentida. Ya Jean Claude Trichet, presidente del BCE, defiende a la austeridad
como la que permitirá combatir la crisis de confianza vigente en Europa.
Los portugueses
no tienen dinero y hace mucho tiempo que se acostumbraron con la expresión
“apretar el cinturón”. De cinturón apretado, ellos también tienen de pensar en
maneras de ahorrar dinero: quitar el coche y utilizar más los transportes
públicos (el precio de la gasolina no deja de subir) y comprar más productos de
marcas blancas son pequeñas soluciones que pueden ayudar a vivir con cada vez
menos dinero.
Con un IVA del
23%, un desempleo arriba del 11% y un salario mínimo estancado en los 485 euros
y una recesión, las perspectivas para la economía lusa son todo menos
prometedoras. No sorprende que los
intereses sobre la deuda soberana alcancen máximos históricos. Al plazo de
cinco años, se estima que superan la barrera del 8%, aproximándose cada vez más
a los intereses de Grecia e Irlanda.
Es esencial para
conseguir las cuentas de recuperación económica para un público más sana y
equilibrada. Sin embargo, si se persiste en el camino de la irresponsabilidad
presupuestaria y fiscal, el Estado seguirá para ahogar el sector privado
nacional y el espíritu empresarial. Como dice Armindo Cunha, "La historia
del déficit es la historia de las finanzas públicas", y también, podríamos
añadir, la historia de la democracia portuguesa.
¿Riesgo de
contagio a España? Sin duda. Pero el gobierno español e ha afanado en asegurar
que la situación de Portugal no afectará a los fundamentos financieros y
económicos de España. Además, la situación portuguesa sufre mucho con su crisis
interna. El gobierno de España tiene capacidad “con pulso firme” y sus reformas
en el sector financiero, mercado de trabaja y negociación colectiva para seguir
fortaleciendo la economía. Sin embargo, tiene que permanecer alerta. España se
parece mucho a Portugal – una economía estancada, con paro creciente, sin
perspectivas de crecimiento y bastante endeudada. La desconfianza en el mercado
afecta España mientras su vecino combate para recuperar la economía. El efecto
dominó es peligroso y España se encuentra en la lista después de Irlanda,
Grecia y Portugal. Paul Krugman ha advertido para lo siguiente: “el plato
fuerte del mercado es España. Grecia, Irlanda y Portugal son sólo el
aperitivo”.
[2] De los sectores transables hacen parte los bienes transables - todos aquellos bienes que se consumen dentro de la economía que los produce, y se pueden exportar e importar libremente, por los bajos costos de transporte y aranceles.
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