En plenas navidades la gente se lanza a la calle. Eso sí, este año, al igual que en otros anteriores, quizás el afán de salir al frío no sea únicamente movido por la fiebre del consumismo incontrolado. Tal vez los ciudadanos han pensado que dar una vuelta no viene mal a nadie, que uno no puede estar todo el día metido en casa y que pisar las aceras y pasar por delante de las tiendas con sus escandalosos descuentos y su parafernalia de adornos navideños no implica necesariamente comprar. Pero bueno, todo es llegar y a ver qué pasa.
Nada más llegar al centro de la ciudad, en concreto a la de Madrid, ¿con qué nos topamos? Sí, con una multitud de personas es cierto. Pero ¿qué otra cosa nos llama la atención? Una pista, es algo que mantiene el suspense todo el tiempo, que hace mostrar un estado de nerviosismo y tensión sin cesar. Que cuando menos te lo esperas se repliega y desaparece a la carrera intentando escapar del “enemigo”. Son los vulgarmente denominados “mantas”.
Ponen a la venta distintos productos, matizo, falsificaciones de otros productos a un precio asequible y una calidad…en fin, que cada uno juzgue por sí mismo.
Pero lo que más me interesa es la venta de música. Los últimos trabajos que salen al mercado recién realizados por las industrias discográficas a un precio realmente reducido. Todo hay que decirlo, un oído, por más o menos fino que sea considero que puede detectar perfectamente la diferencia en el audio. Se nota, y bastante por lo que he podido comprobar hasta ahora. De todas formas se puede ver desde una perspectiva no tan exigente y adquirir esas copias de algún disco que no entre dentro de nuestros favoritos. Comprar alguno por el mero hecho de que llame la atención y se acople fácilmente a nuestros bolsillos.
Cada cuál es libre de elegir una u otra opción. Pero tarde o temprano, la industria discográfica, si las cosas siguen como en la actualidad, terminara extinguiéndose.
http://www.mir.es/press/desarticulada-una-red-de-falsificacion-y-distribucion-de-discos-compactos-2089?locale=es